sábado, 13 de febrero de 2010

Declaración de Principios

Sin listones que aprisionen libertades.
Con deliciosa sorpresa al reconocernos en el otro.
Siendo dos, distintos y parecidos.
Cercanos por intuición, juntos por decisión.
Nos arriesgamos desde siempre a esperarnos.
Sin certeza lógica, mas creyendo en arrebatos.
Somos lo que anhelamos, extrañándonos sin decir nombres.
Para soñar a la par, confiar cuando no haya esperanza,
regalarnos silencios, suspirar entre risas, develar misterios,
y crear otros tantos.


Vendimos todo recuerdo de amaneceres pasados.
Compramos la luna para asegurarnos un sitio en el cielo.
Naufragamos en el mar de las certezas sin nombre.
Quemamos las cóncavas naves que nos trajeron del desconsuelo.
Podamos los sarmientos de las dudas, para sólo aguardar la vendimia perpetua.
Abrimos el corazón para saciar la sed de las estrellas.
Libamos el néctar de las catorce azaleas de la ternura.
Nos abrasamos en la forja de los misterios ancestrales.
Leímos los designios labrados en el origen de los tiempos.
Bautizamos, por fin, nuestros más hondos anhelos y nuestras mejores esperanzas.
Pronunciamos a un tiempo las palabras que una vez crearon al mundo.
Tomamos por asalto las últimas ciudadelas que se resistían aún a la conquista.
Aprendimos a creer en las promesas del destino.
Dejamos de soñar, para empezar simplemente a vivir... juntos.

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